Es ese momento, ese instante fugaz y eterno que me inunda, me penetra y desflora, acaricia mis labios, me roba el aliento, besa los ojos míos y en dulce sueño de muerte me sume... Sacerdotisa me vuelvo de sus arcanos secretos, custodia celosa de su realidad velada que navega imperturbable la bruma de todos los tiempos, de todos los misterios... Sella mi alma a fuego, me pare luego insuflándome el nuevo hálito, me devuelve a la luz madura en conciencia y doy mi primer respiro como bocanada hambrienta, bienvenida a un universo impregnado de un brillo desconocido, casi inexistente, acaramelados matices, exquisitos destellos, y me renombra criatura concebida en el seno de la Vida ...




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