Día nublado y tormentoso.
Chica caminando por la calle.
Dama caminando también por la calle, en sentido contrario a Chica.
Chica muestra una manifiesta minusvalía en una de sus piernas.
Dama advierte esa particularidad.
En un punto de ambos recorridos, Chica y Dama quedan enfrentadas.
Se detienen.
Se observan.

Ante la mirada de Dama, Chica le dice, luego de esbozar una mueca ostensiblemente irónica, "¿Qué, nunca viste una chica renga?"
Dama le responde, "Desde luego que la vi."
Chica embiste de nuevo, "¿Y, entonces, por qué me mirás? ¿Porque soy diferente?"
Dama responde una segunda vez, "Probablemente..."

Serena, toma un respiro y continúa hablándole... de este modo:

"¿Ves? -señalando su propia pierna-, vos y yo somos evidentemente diferentes. Tanto como lo son aquel anciano de bigote sentado en el banco de la esquina o esa nenita de piel oscura que va de la mano de su mami por la vereda de enfrente con respecto a cualquiera de nosotras dos. Así de diferentes somos. Distintos "envases", sin duda, pero todos conteniendo la misma Esencia y, a su vez, contenidos todos en Ella. Ser diferentes en las formas, linda, no nos hace mejores ni peores pues, en sí, no es algo bueno ni malo. Solo nos hace diversos, como diversos son los colores en la paleta de un pintor que, llegados al lienzo, se aúnan y funden en nuevos tonos y matices dando vida a la obra. ¿Qué te parece, muchacha? ¡¡¿No es una maravilla?!! Es un hecho que el modo mío de perfumar el camino de esta humanidad sería absolutamente incompleto y gris si faltara el aroma de tu andar, la simpatía de los bigotes del caballero o el resplandor moreno de la piel de la nena..."

Silencio.
Chica pensativa.
Dama sonriente.
Chica se le acerca y le da un beso en la mejilla.
Dama la rodea con sus brazos.
Aún, silencio.

Sol saliendo en el cielo...





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