En la renovada Ópera prima que es tu camino, en el escenario que montás a diario para tejer la trama de tu historia, también sos el iluminador de cada escena. Ahí donde apuntás el reflector de tu atención, ahí se concetra la acción. Luego, sentado en la platea, lo que ves, ahora como espectador, no es otra cosa más que tu obra maestra.

Sintonizar con el conflicto o con la paz es una elección hecha desde la madurez de haber caminado la vida integrando cada experiencia. Entonces, se percibe la belleza en el afuera porque emana desde dentro, madurada como luz en la conciencia.






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