No hay algo que sea "lindo" o "feo". Hay preferencias, afinidades, sintonías químicas que nos vuelven más dispuestos y receptivos a algunas cosas y menos o nada a otras.
Discernir cuestiones como estas en nuestro modo de percibir la realidad manifiesta nos permite poner en la perspectiva adecuada la propia experiencia, re-conocer nuestra singularidad y apreciar el universo despojados de morales y juicios de valores.

Todo entraña su inteligencia. Todo es Espíritu.



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