Ensúciame con purezas…,
una rosa,
una mariposa,
una nube,
un rayo de sol,
una esmeraldina hoja
de algún bosque mensajera,
un quiebre de ramas
entre la hiedra,
un aroma
a resinas…;
me ensucias ...
con el aliento de vida,
con el soplo del viento,
con la brizna distraída
que, a tu paso,
se desmaya
y se recupera,
sumida
en
el
embrujo
de sus ensueños,
que ha visto
tamaña envergadura,
la de un caballero
valeroso
y sin armadura.




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