En toda manada hay un centinela, un individuo que, por alguna razón de índole evolutiva (no lo dudo), ha levantado la cabeza por sobre el lomo del resto para otear el horizonte, la mirada, puesta lejos. 
Despabilarse tiene que ver con esto, con detener la inercia, dar un paso al costado para ganar perspectiva, salirse del surco prolijo y profundo que, como una herida, ha marcado, en la tierra, la marcha mecánica y desprovista de conciencia de una sociedad zombi, para recuperar el "íntimo" sentido de la libertad primordial.




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