Encuentro mi "casa" donde quiera que estoy, no sólo por sentir a la Madre Tierra que me sostiene y nutre y al Universo que nos contiene amorosamente a ambas como mi propio hogar sino porque el alma que en mí anida es mi auténtica Morada, Fuente inagotable de vida. Así se esfuma el sentido de "propiedad" pues no hay modo (porque no hay necesidad) de sentirse foráneo en ninguna parte y las barreras que separan distinguiendo colores y credos se desvanecen como una pesadilla que alguna vez fue necesaria para distinguir la REALidad del sueño




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