Es un hecho que nada existe en separación, pues somos las hebras de la trama Universal, "fundamentalmente" entrelazadas. Pero, aún, el hombre sostiene creencias que amasan ideologías y, desde ellas, levanta muros en torno de sí, pone alambrados y ve al potencial enemigo en cada rostro, en cada criatura. Hay en ello una confusión tan evidente como necesaria. Y es que, para comprender la Unidad, es indispensable haberse sentido dividido, pues no es posible recuperar aquello que nunca se perdió.
Esta humanidad tiene un tiempo para despertar que no se puede medir, mucho menos con relojes, sino entender desde la lógica de los procesos.

Desesperar por apurar el paso es en vano. Patalear por querer ver el sol cuando está nublado es un sinsentido. Cada etapa trae su sabiduría que aquilatar.





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