Serenar la mente para que se apacigüe la verborragia que confunde y dispersa, anega y debilita nuestra interioridad, alejándonos del centro donde reside la Verdad, el punto de contacto con nuestra Alma. Solo así será posible volver a sentir el latir de nuestro corazón.

Que el Silencio sea, en todo momento, tu principal compañía.


("El rostro de la paz", acrílico del artista plástico Orlando Roque Santos. Imagen tomada de la web)




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